curiosidades: fotos del pueblo y sus alrededores por AdriPozuelo y Tizona
domingo, 1 de julio de 2012
Amor entre saltamontes y otras observaciones del campo
El otro día, estando observando a unas abejas recolectar néctar en unas rosas de zarzamora, vi una mantis religiosa, a la que normalmente se la llama "santateresa", enganchada, o suspendida de una rama, como descolgándose de ella.
Me quedé mirándola porque me pareció un poco rara, y así era, no tenía la clásica cabeza de forma triangular y los ojos grandes, característicos de la especie, sino que la cabeza era pequeña -con relación a lo normal en estos insectos- y sobre ella llevaba una protuberancia, más o menos larga, todo depende de las proporciones del bicho, terminada en punta.
En el vientre tenía unas formas cónicas, en forma continua o en cadena, semejantes a tres cordilleras montañosas; una central y dos laterales.
La verdad es que hay muchas especies, subespecies y familias de "bichos" por estas tierras que yo no conocía, aunque quizás eso sea debido a que antes no me fijaba tanto en ellas.
Como ahora tengo mucho tiempo y estoy jubilado, y como no hay "obras, construcciones, que observar y criticar" , me dedico a pasear, a viajar, siempre que puedo, y a sacar fotos de todo lo que me gusta, me parece raro o bonito, aunque algunas "cosillas" a otros no les parezca bien el alias o apelativo.
Ante otra zarzamora me detuve pues vi muchos abejorros. Unos que son de tres colores: blanco, negro y amarillo, y algún otro negro, como varias abejas de distintas clases, o familias, que revoloteaban de flor en flor, impregnándose del polen que aún les queda a algunas, aunque la mayoría ya tienen la zarzamora verde visible.
Como había tantos insectos volando, no sabía a cual fotografiar, pues no paraban más que unos segundos en una flor, no dándome tiempo ni a prepararme, pues cuando miraba por el visor de la cámara y enfocaba hacia la flor en cuestión, "el pájaro" había volado.
No me desanimaba y me decía que ya pararía alguno un poco más y que si no lo hacían y no podía fotografiarles no me debería importar, pues ya tengo varias abejas y abejorros fotografiados.
Al fin pude fotografiar una abeja posada en la flor de un pequeño cardo que había junto a mis pies y un abejorro suspendido en el aire, ya que cuando le iba a fotografiar, pues estaba posado en una flor, emprendió el vuelo.
También pude fotografiar a otras abejas y a una pequeña araña suspendida de una flor que tenía unos cuantos insectos muy pequeños entre sus pétalos y estambres, poniéndose amarillos con el polen.
En una diminuta flor de un hierbajo había una pequeña abeja, con "los depósitos" llenos de polen, pero que aún seguía cargando más y la fotografié también.
Con cierta dificultad, pude fotografiar una abeja de características parecidas a una avispa, o una avispa con características de abaja, ya que si era una avispa, era demasiado gorda y grande para su especie, pareciendo más una abeja rayada.
Me dispuse a dejar la observación de la frenética recolección de néctar y polen que llevaban a cabo los laboriosos insectos, y que como lo usan para fabricar la rica miel de La Alcarria, y de ella tengo en casa, me podía preparar unas tostadas con miel en cuanto llegase.
Al ir a retirarme de la zarza, casi estaba en medio de ella y entre las ramas, con las abejas y abejorros a mi alrededor, pues no me hacen nada, ya que no las molesto directamente, vi sobre una rama, entre púas y hojas, a una pareja de saltamontes "encargando saltamontitos".Como sus ojos no son direccionales y están rayados, no pude saber si me miraban o no ya que la cabeza no la movían, como así había hecho la mantis un rato antes.
Estuve un rato largo haciéndoles fotos y desde varios ángulos, pues tenía el sol de frente, como se puede apreciar en alguna que salen los arcoíris que se forma en el cristal del objetivo, al incidir los rayos del sol en él directamente.
Ni se inmutaron. Parecía que ya estuviesen acostumbrados a ser observados en tal situación, tan íntima para los humanos, pero que ellos, al igual que la mayoría del reino animal, lo hacen a la intemperie y a ojos vista de cualquiera y el ser observados "no les importa".
Me recordaron al "transbordador Challenger sobre los cohetes SRB con el gran tanque de combustible", dispuestos para lanzarse al espacio, ya que la hembra era más grande que el macho. Creo yo que fuese así y que no fuesen una pareja homosexual, pues entre ciertos animales se da el caso, llegando a ser normal en algunos, como por ejemplo en una especie de pingüinos, según vi el otro día por televisión, en un reportaje muy interesante sobre naturaleza.
Me fui y los dejé allí con su placer sexual sobre una rama.
Antes de alejarme mucho de la zarza les hice una foto tomada desde lejos, para que se pueda apreciar el entramado de ramas espinosas donde estaban y donde, casi entre ellas, había estado yo hacía un momento, arriesgándome, tanto a pincharme con las púas de la zarzamora, como a que me pinchasen con su aguijón cualquiera de las abejas.
Las picaduras de estas y de las avispas me dan reacción -los médicos me dijeron que era alérgico a su veneno-, ya que no solo se me inflama la parte de la picadura, sino que se extiende mucho por la pierna o el brazo donde me piquen. Pero no las tengo miedo y he comprobado que si no las molestas no te hacen nada. Me dan pasadas como para que me vaya de allí y las deje con su trabajo, pero sin llegar a picarme. Yo no me muevo, ni las ataco "en defensa propia" y me dejan tranquilo con mi cámara, al igual que yo a ellas con su recolección del rico néctar.
De camino me llamó la atención –la verdad es que iba observando todo- un escarabajo que retozaba entre los pétalos y estambres de una diminuta flor amarilla de un pequeño cardo, impregnándose de su polen y adquiriendo el color de la flor, a pesar de ser negro, o quizás marrón, su color natural.
También quedó plasmada en la placa sensible de la cámara una mariposa que tras pasar delante de mí, se posó en el suelo.
Al llegar a casa, abajo en el garaje, vi una mantis religiosa en la pared. Esta era más "normal" que la anterior, aunque debía de ser adulta a tenor de sus tamaño, so pena que sea de otra familia y fuese adulta, pero enana.
Subí la rampa de acceso al aparcamiento, en dirección al portal, y sobre la acera del edificio vi un escarabajo muy gordo que estaba panza arriba intentando ponerse sobre las patas; o sea, intentando darse la vuelta. Le hice unas cuantas fotos en esa postura y al poco le di la vuelta ya que se movía frenéticamente, tanto como le limitaba su postura y, de por sí, sus lentos movimientos, y porque parecía que no le gustaba nada que le fotografiase la barriga.
Salió andando, con su pesado y lento caminar, intentando meterse debajo de un pedazo de tronco que hay tumbado junto a unas piedras que en conjunto forman una jardinera y al parecer no pudo camuflarse allí, pues tras intentarlo por varios sitios optó por irse a unas piedras y desaparecer bajo ellas.
AdriPozuelo
Sacedón, Guadalajara
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