"Cena-guateque" en ¡Qué punto!

La otra noche, celebramos en buena compañía la "cena de navidad" en el pub de Vicente ¡Qué punto! Como uno ya no está acostumbrado ni habituado a mover el esqueleto, le cuesta trabajo arrancarse a darle gusto al cuerpo a través de la música.
Aunque la sientes por dentro y notas como si los pies te quisieran llevar a quién sabe qué danza desenfrenada. Pero nada chico, que los huesos te actúan de frenos, y en estos casos así es el freno de pie y no el de mano; aquél que te decían de joven: "echa el freno, Madaleno, que vas embalao".
Hoy ya no se embala uno -al menos tan facilmente y me refiero al baile-, pues el freno que lleva uno de contínuo (léase prótexis de cadera) poco más o menos va como el del palafrenero de mi pueblo, Pozuelo de Alarcón, cuando bajando "Las Perdices" hacia Madrid, hacía uso de él, según me contaba mi padre, años ha de esto.
Bueno, que desbarro leches, y me voy por los cerros de Úbeda.
A lo que venía: que nos lo pasamos muy bien, comimos igual y la compañía muy agradable y simpática, como si nos conociésemos y fuésemos amigos o vecinos -bienavenidos- de toda la vida y solamente llevamos en el pueblo diez meses.
¡Si es que la gente de La Alcarria es así de acogedora!