martes, 10 de abril de 2012

Judías verdes enlatadas ¿limpias?

 De nuevo tengo que denunciar productos alimenticios, que aunque éste no esté en mal estado, tampoco cumple con ética y limpieza lo que debe de cumplir en el envasado, y menos aun por tratarse de productos semi elaborados.

En primer lugar, la lata ya está algo oxidada en los bordes, deterioro que no tenía que tener, al estar puesta a la venta por el establecimiento vendedor. Aunque a veces el fabricante, o almacenista, ya lo sirven así a los establecimientos. Esto lo sé y lo digo
con conocimiento de causa, ya que he sido dependiente
de ultramarinos, vendedor, o representante de productos
alimenticios y he tenido establecimiento, o negocio propio
del ramo.

En segundo lugar, la "limpieza del producto" alimenticio,
en este caso concreto las judías, y lo explico, pues estas no lo estaban.
              
Las judías las envasan cortadas y, en teoría,  "limpias" de desperdicios, o sea, de palitos de las ramas de la planta y de las puntas (rabitos) por donde la vaina de las judías están cogidas a la rama, así como de algun otro cuerpo extraño, como pueden sen piedrecitas y hasta grumos, o pequeños terrones de tierra. Después las envasan y pasan por una cierta temperatura, lo que hace que estén semi cocidas para que su conserva sea óptima, durante el tiempo que permanecen envasadas hasta que se consuman, o hasta la fecha de caducidad.

Esta se refleja en la lata, dando un plazo equis de tiempo, dependiendo de la de envasado. En las dos latas que compré en la tienda de... (el nombre mejor será omitirlo), ésta era correcta, ya que la caducidad cumplía el 2 de septiembre de 2015. Si ya estaba así de oxidada por fuera la lata, faltándole más de tres años para cumplirse, o caducarse, ¿cómo estará a pocos días próximos a la fecha de caducidad,
de no haberla vendido aun el establecimiento, o aun
habiéndola vendido, no haberla consumido el consumidor?

Ya me lo figuro, pues también he visto algunos envases así, que faltándoles poco tiempo para la caducidad, y por haberlos tenido en ambiente húmedo, estaban los bordes casi rojos, debido al orín que la oxidación había producido en el latón. Si no ha sufrido golpes, como para que las abolladuras puedan haber deteriorado el teflón interior, el producto se puede consumir aun, siempre y cuando esté dentro del margen de fecha de duración del producto, pero ¿quién se atreve a consumir algo, que ya por fuera el envase te da grima verlo?

Al menos el teflón del interior de las dos latas que compré estaba intacto y por tanto el producto en condiciones aptas para su consumo, pero además de las consabidas judías, venían acompañadas por las puntas de los rabitos, más unos trocitos de rama y una pequeña piedrecilla, la cual no sale en las fotos porque la tiré a la basura antes de hacerlas, pues no tenía pensado fotografiarlas, siguiendo con la tarea de hacer la comida después de que escurriesen.

En la etiqueta del producto, la del envase, debe de poner el contenido de éste, la procendencia y la categoría y calibre, así como el nombre del fabricante o envasador, o si procede, el del importador.

En estas aparece todo eso, menos  lo que en otras he leído en alguna ocasión, que es aquello de: "judías seleccionadas, cortadas y limpias", además de "categoría extra". Quizás por eso éstas no venían limpias. Así que por esto no se les podría reclamar nada, pues nada dice de esto la etiqueta y bien claro se lee que la categoría es "primera" que ya se sabe que es la inmediatamente inferior a la "extra".

Solamente se les puede reprochar lo poco ético, curioso y limpio que es el fabricante, que no cuida de la buena imagen de su producto. Menos mal que por lo
menos este es de origen español, de La Rioja concretamente,
pues en otros fabricantes se viene leyendo que el origen
es de Oriente o de sudamérica. ¡Como si aquí no
tuviesemos mejores productos que los de esos otros  países!

Pero claro, como les salen más baratos (a ellos, que no a nosotros los consumidores) y por tanto más rentables que los nuestros, nos "dan gato por liebre" impune, o indecentemente, si no lees la etiqueta antes de echar el producto a la cesta de la compra.

Por eso yo, como ya me he llevado alguna sorpresa al abrir un envase , o al ir a consumir un producto que no era de mi agrado, miro y requetemiro, leyendo la etiqueta de los envases que puedan resultarme sospechoso de contener un producto de importación, puesto que por la marca ya no te puedes fiar de que contenga productos españoles.

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