sábado, 19 de mayo de 2012

En busca del ruiseñor

Salí de casa por la mañana, para dar el paseo matutino, y lo primero que encontré digno de fotografiar fue un saltamontes que enganchado a la pared tomaba el sol.

Al salir del recinto de la urbanización, con la intención de dirigirme hacia el pantano, oí el canto cercano de un ruiseñor. Nada de cercano, pues siguiendo el sonido, que en un principio me pareció que salía de entre las ramas de un árbol, fui a dar en el parque siguiendo el sonido que me llegaba.

Cuando creía que estaría en el próximo árbol, al llegar comprobaba que de allí no salía el canto, sino que lo hacía del otro que estaba un poco más allá. Tampoco fue así, y cuando llegué al parque oía cantar a varios desde distintos árboles.

Me iba debajo del árbol del que salía un canto de entre sus ramas, y por más que miraba, por más que escudriñaba entre las hojas, no pude verlo, aunque lo tenía localizado. Lo mismo me pasó con otro, y con varios más.

Suska también andaba "con la mosca detrás de la oreja", pues entre que al oírlos se excitaba, por ver si los localizaba, y los mirlos que "aterrizaban" allí cerca, no paraba apenas nada más que para mirar a las ramas, pues se bajaba y subía los terraplenes siguiendo rastros con el olfato y la trufa pegada al suelo.

En esas estábamos, cuando llega una paloma torcaz y se posa en una rama cercana. Allí estuvo un rato observándome, lo que aproveché para tomarla unas fotos. Según vi lo que hizo, al rato de aguantar estoicamente en la rama, comprobé que no es que estuviese en "una sesión fotográfica" porque sí, lo que hacía era esperar por si me iba de allí, pues tenía que llevar ramitas al nido. Como así lo hizo estando yo observándola en su tarea, ya que el nido se encontraba entre unas ramas que quedaban a mi espalda y por encima de mí. Cuando visioné las fotos en casa, pude ver que en alguna salió con los ojos errados, así que, o estaba parpadeando, o se aburría de esperar y estaba dormitando.

Decidí irme hacia el pantano, ya que desistí del intento de fotografiar a los ruiseñores pues no se dejan ver apenas. De camino, bordeando el parque, al fin vi a uno encaramado en las ramas de un árbol seco. Sé que era un ruiseñor por el canto, pues estaba tan lejos que apenas distinguía que pájaro era y, además, tenía el sol casi de frente. De todas formas le tomé unas cuantas fotos, por si acaso se veían después al retocarlas en el ordenador. Pero apenas se distingue una silueta, así que como para distinguir la clase de ave que era.

Al final les hice unas cuantas a los lirios del otro lado del túnel y ese día me di por satisfecho.





















AdiPozuelo
Sacedón



No hay comentarios:

Publicar un comentario