En uno de los rincones de las calles había unas cuantas señoras sentadas al fresco de la incipiente noche. Continué haciendo fotos hasta llegar junto a mi coche, fotografiando la casa antigua que había fotografiado primeramente al comenzar el paseo fotográfico por la tarde y los faroles que quedaban por encima del coche.
Cerca de las nueve de la noche dejé de hacer fotos por las calles, pues a esta hora tenía una cita ineludible. Después había que ir a casa a cenar y el recorrido por las calles que me faltaron por pasear quedaba pospuesto para otro día, o una favorable ocasión.
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