sábado, 3 de marzo de 2012

Amanecer, garza, cormoranes, ánades y cosillas. (II)

Como siempre me gusta admirar todo el paisaje, para lo cual me paro y miro en rededor mío hacia arriba, como hacia el horizonte circundante, vi a un “corredor” por el camino más inmediato, algo más arriba, del que yo me encontraba, tras abandonar el borde del pantano, por si aproximándome a la garza y pillarla desprevenida, podía fotografiarla más nítidamente desde más arriba, por encima de ella unos cuantos metros. Al corredor le hice unas cuantas fotos en su carrera, al ver que en vez de seguir por el llano, tomó la cuesta anterior al final del camino que termina en las casas de máquinas abandonadas de la hidrográfica. Sin detenerse y sin virar a la izquierda para seguir por el camino de más arriba, siguió por la ladera, ascendiendo por la empinada pendiente, sin dejar de correr. Cuando llevaba unos cuantos metros ascendidos a esa marcha, se puso al paso y tras rodear una pedrera y un matorral que le impedían su ascenso en la dirección que llevaba, continuó corriendo subiendo hasta llegar a lo más alto del cerro, tomando hacia la izquierda de nuevo a la carrera, alejándose de la Boca del Infierno, en dirección al mirador del Alto San Julián. Según le veía ascender, mi recuerdo retrocedió unos años –bastantes- y me vi haciendo lo mismo por el terraplén del barranco del arroyo de las Cárcabas y por el de las vías del ferrocarril, de cerca de la casa donde vivíamos, allá en Pozuelo de Alarcón. Nos juntábamos unos cuantos amigos, o si no con los hermanos que éramos ya bastaba, y nos apostábamos cualquier cosa por ver el que llegaba antes arriba. Podían ser unos cromos o unas chapas, como lo mismo bastaba con que uno dijese aquello de “¡mariquita el último!”, en lo que íbamos andando, para salir todos a la carrera hacia la cumbre. De todas formas, o de cualquier forma, pero “sin echar el bofe”, andandito, me dije que aun podría yo subirme esa pendiente. Es bastante empinada la cuesta y se las trae, pero despacito y buena letra..., que si se quiere se sube, pero, la verdad, que como no me hace falta demostrarme nada, como no “me juego” nada en ello, mejor me quedo mirando como otros la suben, recordando cuando yo hacía lo mismo años ha.

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