domingo, 10 de febrero de 2013

Nieve helada

La poca nieve que había caído por la noche, por la mañana estaba helada. En el fregadero de la barbacoa había un recipiente donde al parecer la nieve había cuajado, pero estaba hecha hielo.

A los tocones de los troncos que había en el suelo también se les había helado, aunque por su blancura y a simple vista parecía nieve en polvo. Todo estaba cubierto de nieve helada, cuando no de hielo puro. Sobre el asfalto de la calle de acceso al pantano había, parecía cristal; los charcos estaban con una gruesa capa de hielo también y la nieve que había sobre las hojas y adherida a las ramas igual.

Al menos el paisaje estaba bello así de blanco con entreverados de verde hierba y ocre de tierra. Tomé unas cuantas fotos de acá y de allá, por no variar la costumbre en mis paseos, y de "Betoven", que se vino detrás de nosotros. Parecía el perro de salvamento de las nives, pues al ser de raza San Bernardo, solo le faltaba el barrilete colgado al cuello.

Al estar luciendo el sol desde hacía ya al menos dos horas, creí que al regreso habría fundido ya la mayoría de la nieve y quizás el hielo también. No fue así, y podría ser debido a que el viento racheado del norte venía muy frío. Los bancos, la calle, la hierba, los troncos, las hojas, todo, todo seguía blanco o semiblanco y helado.

Regresé caminando sobre la nieve de la hierba, al seguir de la calle adelante, y al pasar a la calzada para atravesar el puente y al salir y subir la rampa de acceso a casa, lo tuve que hacer con mucho cuidado, procurando no resbalar. La acera y la entrada al portal, estaban en el mismo estado. De esta zona, al no dar el sol en todo el día, la helada duró dos días, pues el viento frío del norte es lo que demoró en abandonarnos; que en buena hora se fue, y tanta paz llevara, como la que aquí dejó.

Adrián Martín Alonso
(AdriPozuelo)
Sacedón, Guadalajara
23 de enero de 2013



































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